La chacra (pedazo de tierra cultivada) es una forma de crianza. En la chacra Andina no sólo se cría a las plantas y a los animales considerando como condiciones ya dadas al suelo, al agua y al clima, sino que en la chacra también se cría al suelo, al agua y al clima. Recíprocamente, la chacra cría a quienes la crían. Se trata pues de una cultura de crianza en un mundo vivo. Bolivia es uno de los pocos lugares del mundo en donde se ha creado cultura original y es una de las cunas de la agricultura, se la practica desde hace unos 10,000 años.
En los Andes toda la vida gira alrededor de la crianza de la chacra, por eso la cultura Andina es agrocéntrica.
El «presente» en el mundo vivo andino se re-crea, se re-nueva, por digestión del «pasado», es decir, por inclusión del «pasado». En los Andes, desde luego, existe la noción de secuencia, las nociones de antes y después, pero ellas no se oponen como pasado y futuro en la cultura occidental, sino que se encuentran albergadas en el «presente», en el «presente de siempre», en «lo de siempre» siempre re-creado, siempre renovado.
La colectividad natural siendo sumamente diversa, es sin embargo la de siempre. Sucede pues que lo de siempre es la diversidad, la renovación, la re-creación. La diversidad es lo habitual, es lo normal. Pero no cualquier diversidad sino la que conviene a la vida. Por este modo de ser es que la sabiduria ancestral ha podido revivir y resurgir en las grandes mayorías poblacionales del campo y de las ciudades y continuar con su diversidad pertinente a la vida.
Sólo el reencuentro con nuestra naturaleza, en armonia y alineamiento cosmico lograra que la humanidad siga evolucionando.
Las chacras son espacios de reencuentro entre las personas y las memorias, un espacio de regeneración de la comunicación con la Pachamama y la comunidad.
La agricultura natural con sus características típicas de respeto y reciprocidad alimentaran la tierra, proporcionándonos biodiversidad y belleza frente a la imposicion del monocultivo.
Los largos años de formación educativa impide a los jóvenes de aprender la sabiduría y practicas auto sustentables que proporciona el campo, y aquellos que consiguen títulos profesionales muchos son los casos que no les es posible conseguir trabajo, (esta situación se esta agravando dado el incremento de profesionales que egresan cada año), por lo tanto no son útiles en la ciudad ni son útiles en el campo.
Así la urgente necesidad de auto sustentarnos entre familias creando lazos más comunitarios frente al individualismo y la competencia que domina rotundamente en la vida actual, será de suma importancia para un aprendizaje intercultural donde los más ancianos se afirman en sus saberes heredándolo en la practica a las siguientes generaciones.
Puesto que las nociones dominantes de Progreso y desarrollo continúan desvalorizando y desarraigando a la gente originaria denigrando la raíz que sustenta la vida que es la vida de las comunidades campesinas, sentimos colectivamente la necesidad de afirmar los principios porque “todos-as somos hijos-as de la tierra”.